martes, 5 de junio de 2012

Los padres divorciados


Carrera : Counseling con orientación en logoterapia
Psicología Evolutiva - Segundo Año

ALUMNA: Lucía Urtubey
TÍTULO: LAS FAMILIAS
TEMA: Los padres divorciados.
Artículo consultado: “S. O. S. padres. La batalla por los hijos”
La Nación – Suplemento Enfoques – Domingo 22/04/12 Autora Lorena Oliva

            Tras el divorcio, muchos hombres penaban por quedar fuera de la vida de sus hijos y muchas veces aceptaban que “los hijos son de la mamá”.
            Hoy, los hombres ejercen la paternidad con mayor compromiso y dedicación en la crianza y esto se traduce en una actitud de defender su lugar ante los hijos.
            Muchos se agrupan en organizaciones no gubernamentales y denuncian que en muchas ocasiones la justicia los discrimina y prejuzga. La mayoría de estas organizaciones están formadas mayoritariamente por los padres, dado que, en la mayor parte de los casos, los niños quedan con la madre. Reconocen la importancia de las normas que protegen la vulnerabilidad de las mujeres pero luchan para dejar de ser víctimas de generalizaciones estereotipadas que los coloca en el lugar de victimarios.
            El sistema no termina de enterarse que hubo un quiebre del modelo de familia tradicional, que ya no hay roles estáticos. Muchos aún mantienen la idea de que la mujer es la afectiva, la que se ocupa de la educación y la crianza y que el hombre es una figura más bien periférica, es el que trabaja y de vez en cuando pega un chirlo. El problema mayor es la falta de especialización en materia de derecho de familia y que puede llegar a obstaculizar el vínculo entre padres e hijos.
            En muchos casos son las mujeres que entorpecen el contacto del padre con los chicos no cumpliendo con el régimen fijado o denunciándolos por episodios de violencia que nunca pudieron probarse o en el peor de los casos se ha comprobado que la violencia hacia el hijo ha sido por parte de la madre. Se han comprobado casos en que los chicos no asisten lo suficiente a la escuela o que la madre los deja solos, encerrados, porque tienen que ir a trabajar.
            En los casos de obstrucción vincular los más perjudicados son los hijos.
            Sergio Sinay nos dice, en un apartado del artículo, que a mediados del siglo XX se empezaron a cuestionar con intensidad creciente los modelos femenino y masculino tradicionales. Las mujeres comenzaron a recuperar su derecho a desear, la autonomía sobre su cuerpo, la posibilidad de incursionar en áreas sociales, políticas, económicas, sexuales, profesionales y públicas.
            Se promovió la demanda de transformaciones en los hombres para que salieran del rígido y estrecho molde del productor y proveedor económico, del competidor infalible, del conquistador implacable, del administrador del mundo público, del acorazado emocional, que se atrevieran al intercambio afectivo explícito, a las acciones intuitivas, a explorar el universo de su propia sensualidad.
            Se le reclamó al hombre un mayor protagonismo amoroso expresado en acciones y en palabras, mayor presencia en las rutinas cotidianas, más compromiso en lo vinculado a la salud, educación, alimentación y en la agenda diaria de los hijos. Estos reclamos no responden sólo a las necesidades de las mujeres sino, primordialmente, de los hijos.
            Muchos hombres adoptaron ese modelo de paternidad presente, atenta, afectivamente nutricia, amorosa y proveedora. Modelo masculino no sólo rico sino también enriquecedor.
            Lamentablemente las instituciones políticas y sociales quedan a menudo empantanadas en paradigmas rígidos y arcaicos, no registran las transformaciones de la sociedad. Numerosas decisiones judiciales les impide a ser padres presentes, se les prohíbe el ejercicio cercano y amoroso de su paternidad, condenándolos a ser proveedores económicos, desconfiando (a través de los fallos) de la capacidad masculina para la crianza, el cuidado y el amor: es una justicia machista. No ve en el hijo a una persona, lo ignora como tal, lo despoja de una fuente de amor necesaria y conveniente en una pieza inerte del mecanismo jurídico.
            Un dato importante a tener en cuenta es que existe una Ley, la 24270 que sanciona penalmente al padre o la madre que en forma deliberada obstruye el vínculo entre su hijo y el otro progenitor.
            Esta Ley fue sancionada en 1993 para garantizar el derecho de un hijo de no ser separado de ninguno de sus padres, excepto cuando corra algún tipo de peligro.
            La Ley le da entidad al síndrome de alineación parental, figura dentro al psiquiatría infantil que se conoce popularmente como el “lavado de cerebro” que un padre hace sobre su hijo en contra del otro.
            Esta Ley se sancionó porque se considera que la obstaculización de vínculo es un delito. Muchos jueces se resisten a intervenir por tratarse de cuestiones de familia y cuestionan la ley. Lo adecuado en estos casos es que el juez ordene un tratamiento psiquiátrico para el padre obstructor ya que la cárcel no resolvería el problema de fondo.

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